martes, 20 de diciembre de 2011

Técnicas de elaboración del vidrio en el antiguo Egipto

Los métodos de elaboración del vidrio empleados en el antiguo Egipto han sido descritos por Sir Flinders Petrie a partir de los datos extraídos de la factoría de Tell-el-Amarna (región situada en la ribera oriental del río Nilo).


El vidrio se preparaba a partir de una mezcla de sílice obtenida por molienda de guijarros previamente seleccionados y de álcalis procedentes de las cenizas de plantas calcinadas. El producto de fusión de esta mezcla, aunque no totalmente incoloro, lo era lo suficiente como para poder tomar diferentes coloraciones que se conseguían incorporando fritas generalmente azules o verdes. La mezcla se fundía cuidadosamente en un cuenco de arcilla de unos 10 a 15 cm de diámetro por unos 2 a 3 cm de profundidad, y se dejaba enfriar. Una vez frío, se rompía el cuenco y se desechaba la capa superior impurificada por escorias. Los trozos de vidrio seleccionados se volvían a calentar hasta un estado pastoso y se moldeaban en forma cilíndrica. A continuación se enrollaban en espiral sobre una barra metálica, que se hacía rodar oblicuamente sobre una superficie plana hasta que la varilla de vidrio quedaba reducida al grueso de un lapicero. Entonces se dejaba enfriar y la barra metálica, que contraía en mayor medida que el vidrio, se retiraba fácilmente. La espiral de vidrio así obtenida se volvía a calentar y se estiraba hasta reducirla a un espesor de unos 3 mm. Estas delgadas varillas eran las que se empleaban como material de partida para la posterior elaboración de las piezas de vidrio.

La fabricación del vidrio hueco, iniciada durante el reinado de Tumsés III (1501-1447 a.C.), se llevó a cabo por la técnica del núcleo de arena. Así se moldearon recipientes de vidrio que trataban de imitar las vasijas de arcilla al uso en aquel tiempo. Para fabricar un recipiente por este procedimiento, se empleaba un mandril de cobre ligeramente cónico, de un diámetro igual al diámetro interior del cuello de la pieza. Sobre el extremo del mandril se modelaba en una masa plástica de arcilla o de arena un núcleo con la forma de la pieza que se deseaba obtener, se envolvía en una funda de tela y se ataba al vástago del mandril. Las huellas de los hilos del tejido y de las ataduras han podido verse impresas en las paredes interiores de los recipientes. Sobre el núcleo se iba enrollando en espiral, una vez calentada hasta adquirir un estado plástico, la delgada varilla de vidrio inicialmente obtenida, hasta que toda la superficie quedaba completamente cubierta. El conjunto se recalentaba en el horno tantas veces como fuera necesario hasta que las vueltas soldaban entre sí y la superficie de la pieza quedaba uniforme.

Acto seguido se procedía a su decoración enrollando todavía en caliente hilos de vidrio de diferentes colores y la pieza se rodaba con movimiento de vaivén sobre una superficie pulida, lo que hacía que los hilos se incrustaran y se obtuviera una superficie lisa. Estos hilos se disponían en forma de anillos paralelos alrededor de la pieza y a continuación, con ayuda de un punzón, se estiraban hacia arriba y hacia abajo dibujando ondas o zig-zags. Otras veces se colocaban en sentido oblicuo o vertical en forma de figuras rameadas o plumeadas. Un sistema decorativo análogo consistía en aplicar pequeñas gotas de vidrio fundido que se incrustaban en la pieza formando lunares.

Terminada la decoración de las piezas, se colocaba por último el pie y las asas, y se dejaban enfriar. El mandril de cobre contraía y se retiraba de la boca, a continuación se extraía la arena o la arcilla contenida en el interior de la pieza, y ésta quedaba terminada. Mediante la técnica del núcleo de arena se fabricaron numerosos vasos, ungüentarios, anforitas, jarros, etc., de tamaño relativamente pequeño (unos 10 cm de altura) y boca estrecha, limitación impuesta por su procedimiento de moldeo.


Junto a esta técnica desarrollada específicamente para el trabajo del vidrio, los primitivos vidrieros emplearon también otros métodos heredados de la artesanía cerámica y de la de los metales como, por ejemplo, el prensado en caliente dentro de un molde. Por este sistema, que los vidrieros egipcios empezaron a utilizar hacia el año 1200 a.C., fabricaron cuencos y vasos que luego decoraban  con hilos de vidrio coloreado, de un modo similar al descrito.

También como técnica de moldeado, por una parte, y con fines decorativos, por otra, se desarrolló el arte del tallado del vidrio, incoporando los métodos utilizados por los lapidarios para tallar y grabar las piedas duras.

Los vidrieros egipcios fueron los creadores de otra importante técnica, tan bella como original, que varios siglos después, a principios de nuestra era, asimilarían los vidrieros romanos con depurada maestría bajo el nombre de "mille-fiori" (mil flores) o vidrios mosaico. Estos vidrios se fabricaban estirando previamente delgadas varillas de vidrio de diferentes colores que se reunían en un manojo y se sintetizaban formando una varilla más gruesa o una cinta de sección multicolor. A continuación se cortaban en discos o delgadas placas, y éstos se unían entre sí por sus bordes, como las piezas de un mosaico, y se soldaban al fuego para formar vasos, cuencos u otros recipientes.

Lo que es seguro es que los egipcios no conocieron el vidrio soplado, pues no se han encontrado restos de piezas obtenidas por este procedimiento. La confusión de algunos autores procede del famoso relieve que decora las paredes de uno de los 39 hipogeos (tumbas excavadas en la roca) hallados en la aldea de Beni-Hassan el Kadim que datan de la XI dinastía (hacia el año 2100 a.C.) y donde se pueden ver dos artesanos sentados soplando dos largas cañas.


La posibilidad de que se trate de la representación de dos vidrieros soplando vidrio ha sido descartada, ya que ni la actitud de los dos artesanos, ni las cañas que utilizan son las más adecuadas para ese menester. Por otra parte, la temperatura del hogar no parece ser la suficiente para mantener el vidrio a la viscosidad requerida para ser soplado. Posteriormente se ha interpretado este relieve como la representación de unos fundidores de metales atizando el fuego de una fragua mediante largos tubos metálicos.

Sin duda los egipcios desarrollaron una cultura vanguardista en muchas disciplinas, y en el caso del vidrio, no podía ser menos.

Fuentes:
Fernández Navarro, Jose María,"El Vidrio", C.S.I.C.
Wikipedia

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